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¿Criptomonedas ecológicas? La fusión de Ethereum reduce en un 99% el consumo de energía

La tan esperada fusión de Ethereum finalmente está aquí y, además de actuar como testamento de la dedicación y el ingenio de sus desarrolladores, también significa un gran avance para el impacto ambiental del sector de las criptomonedas. Antes de la fusión, Ethereum consumía aproximadamente 83,89 TWh de electricidad cada año, lo cual es un consumo equivalente al de un país mediano como Finlandia. Ahora, su evolución hacia un mecanismo de consenso de prueba de participación ha reducido esta huella en un 99,95%, a 0,01 TWh.

Este es un enorme cambio para Ethereum y para las criptomonedas en general, por una variedad de razones. No solo hace la validación de la cadena de bloques de Ethereum más asequible para más participantes, sino que también reduce su huella de carbono en tiempos de crecientes temperaturas globales, mientras que ayuda a mejorar la reputación de las criptomonedas ante los ojos del público general.

No hace falta decir que este podría ser un factor importante en la progresiva aceptación de las criptomonedas, y podría ayudar a eliminar mucha resistencia regulatoria y gubernamental que actualmente enfrenta la tecnología de cadena de bloques. Como tal, la fusión de Ethereum podría ser un paso importante en el camino hacia la aceptación de las criptomonedas.

Ethereum's merge to proof-of-stake represents one of the most dynamic eco-friendly switches in history.

La fusión de Ethereum y por qué la prueba de participación requiere menos energía

La Fundación Ethereum ha estado planeando cambiar a Ethereum a un mecanismo de consenso de prueba de participación desde al menos el 2016, y los diseños de sus desarrolladores han cambiado y evolucionado con el tiempo, lo que significa que la PoS de Ethereum como se concebía en el 2016 (o incluso antes) es diferente de su actual implementación.

No obstante, lo básico es simple de entender. Anteriormente, Ethereum validaba transacciones y bloques nuevos por medio de los mineros que usaban equipo de minería para mascar grandes conjuntos numéricos. Ahora, la red usará validadores que sencillamente invierten ethereum (ETH) a favor de los bloques que ellos eligen validar. Solo necesitan ordenadores convencionales con el más reciente software de Ethereum para hacer esto, lo cual se refleja en las reducciones energéticas.

Pre-Merge Ethereum energy consumption.

El consumo energético de Ethereum antes de la fusión (en TW/h por año) Fuente: Digiconomist

Validar bloques con base en cuál reciba más ETH invertidos puede parecer riesgoso al principio, pero comprometer dinero desalienta las conductas deshonestas. Esto porque Ethereum 2.0 (como se le solía conocer al nuevo y más reciente Ethereum de prueba de participación) requiere de una inversión mínima de al menos 32 ETH, lo cual significa que los validadores se arriesgan a perder sumas de dinero considerables si se les comprueban sus inversiones deshonestas. Y esto es exactamente lo que le ocurre a los validadores deshonestos: sus ETH invertidos son destruidos.

Es importante señalar también que una vez que te deshaces de la prueba de trabajo y del equipo de minería costoso y caro, también te deshaces del incentivo financiero para invertir en equipo de minería más poderoso, y así consecuentemente. Como el sector ha presenciado con Bitcoin y otras monedas de prueba de trabajo, una carrera armamentista se suele desarrollar entre los mineros para ver quién logra obtener los chips de minería más poderosos y, por tanto, conseguir más bloques. Esta es una receta para el desastre ambiental, lo cual ha ocasionado el incremento en el consumo de energía de Bitcoin.

Bitcoin energy consumption over time chart.

Fuente: Digiconomist

Con la fusión, Ethereum se deshizo de los Antminers, Whatsminers y otros poderosos chips de minería, logrando que lo único que consuma energía ahora sea su algoritmo de minería y los ordenadores (corrientes) que lo usan. Como tal, Ethereum no solo requiere menos energía que Bitcoin y su propio antecesor de PoW, sino que también despilfarra menos que Netflix y PayPal.

Ethereum Merge energy consumption.

Fuente: Ethereum.org

A nivel práctico, esto incentivará más participación en la red de Ethereum. Esto es porque, en el pasado, cualquiera que quisiese validar bloques y recibir recompensas de minería debía invertir en equipo e instalaciones de minería cada vez más costosos, algo que podría haber sido un disuasivo.

Por ejemplo, el coste de producción de un solo bitcoin actualmente se encuentra en un poco menos de $27 000, según los datos de Capriole Investments, lo cual implica que los mineros ahora mismo están perdiendo dinero con respecto al precio actual del bitcoin. Los validadores de Ethereum no tendrán que preocuparse por esto, puesto que el coste de las transacciones de validación será extremadamente bajo para ellos y, probablemente, más lucrativo.

Bitcoin price set against production cost.

El precio de Bitcoin (verde) comparado con los costes de producción totales (púrpura). Fuente: TradingView/Capriole Investments

Lo que mejores credenciales ecológicas significa para Ethereum y las criptomonedas

Probablemente no sea sorpresa que las personas tanto dentro como fuera de la comunidad de Ethereum estén emocionadas con respecto a la reducción del 99,9% del consumo energético. Sin duda, alardear sobre el cambio de Ethereum hacia una prueba de participación se ha vuelto un comentario común en la comunidad cripto de Twitter.

Ethereum energy consumption tweet.

Fuente: Twitter

De hecho, no solo en Twitter encontrarás comentarios con respecto a esta fusión histórica de Ethereum. Los medios de comunicación tradicionales también le están prestando cada vez más atención a este cambio a la prueba de participación, con un creciente número de publicaciones serias publicando artículos que parecen concordar que dicho giro es de suma importancia para las criptomonedas.

Por ejemplo, The Economist publicó un artículo el 6 de setiembre llamado, «El futuro de las criptomonedas está en la evolución de Ethereum». En específico, la publicación está de acuerdo con que la fusión hará que Ethereum sea más eficaz energéticamente, poniéndole al mismo tiempo en el camino para llegar a ser más útil y escalable.

Un párrafo importante de este artículo indica que «el efecto sobre las emisiones [de carbono] será como si, de la noche a la mañana, alguien hubiese apagado a los Países Bajos… Más importante aún es que la fusión, de ser exitosa, sugiere que Ethereum tiene la capacidad para auto mejorar, lo cual le abriría las puertas a más cambios significativos».

Más adelante en el mismo artículo, el autor de The Economist reconoce que «la fusión será el siguiente paso hacia una tecnología más útil» y que las mejoras después del cambio «buscarán mejorar la escalibidad y la eficiencia», incluyendo la posterior introducción de sharding.

¿Qué pensará el mundo del nuevo diseño energéticamente eficaz de Ethereum?

No son solo las publicaciones financieras las que han opinado sobre el nuevo, más energéticamente eficaz Ethereum.  El periódico con tendencias liberales The Guardian publicó un artículo similar a finales de agosto, en el cual (una vez más) se subrayaba la reducción del 99% en el consumo energético en el encabezado. El artículo incluye afirmaciones aprobatorias de parte del economista Alex de Vries, quien publica los estimados de consumo de Bitcoin y Ethereum bajo el nombre «Digiconomist», y quien se ha convertido en uno de los críticos más duros de Bitcoin.

Él le dijo al periódico que «podrían eliminar un largo segmento de su demanda energética. Trabajaré para cuantificarlo de forma más precisa, pero se podría conseguir al menos una reducción del 99% (probablemente incluso el 99,9%)».

Tales medios de comunicación no han respaldado a las criptomonedas hasta ahora, por lo que sus reportajes positivos sobre la fusión representan un cambio significativo de actitud. También es significativo que estos reportajes salgan al mismo tiempo que se critica a Bitcoin por su continua dependencia en el mecanismo de consenso de prueba de trabajo, el cual consume mucha más energía.

Como indicó el artículo de The Guardian, «la red de Bitcoin usa 130TWh de electricidad por año, estima De Vries, una suma que será imposible de defender si la cadena de bloques de [E]thereum demuestra que se pueden conseguir las mismas capacidades de una forma mucho más consciente con el ambiente».

Además de la migración de Ethereum a la prueba de participación, la continua dependencia de Bitcoin en la PoW ocurre en un momento histórico de desorbitantes facturas eléctricas para gran parte del mundo desarrollado. Este hecho no ha sido ignorado por los comentadores que trabajan en criptomonedas.

James Spediacci tweet on Ethereum energy consumption.

Fuente: Twitter

Parece que el giro de Ethereum a PoS brindó ímpetu para atacar a Bitcoin y la prueba de trabajo. No solo resulta evidente en los artículos de investigadores universitarios que indican que «se requiere de una severa regulación global con respecto a la minería de prueba de trabajo», pero también en los pasos preliminares de parte de gobiernos (incluyendo el gobierno de los EE.UU.) para regular el consumo energético y las emisiones de carbono de las criptomonedas.

Sin embargo, es meramente especulativo afirmar que el cambio de Ethereum forzará últimadamente un cambio similar en Bitcoin. Esto potencialmente podría ocurrir, especialmente si se junta con movimientos regulatorios o gubernamentales que le cerrarían las puertas a las PoW en muchos países, lo cual sin duda haría de las criptomonedas algo más ecológico después de la fusión. No obstante, tomando en cuenta lo proteccionistas que son los aficionados y maximalistas de Bitcoin con respecto a la prueba de trabajo, parece ahora mismo algo difícil.

Por otro lado, lo que es más probable es que la creciente presión en Bitcoin alentará a sus mineros a depender más seriamente de recursos renovables como su fuente de energía. Este proceso se ha estado llevando a cabo en los últimos años, con un reciente y serio estudio sobre el uso de energía en la minería de Bitcoin, el Estudio de parámetros de los criptoactivos globales de la Universidad de Cambridge, el cual muestra que el 76% de los mineros de Bitcoin usaron energías renovables (en varios grados) como parte de su mezcla energética en el 2020, un porcentaje mayor que el 56% que era en el 2019.

La más reciente versión de este estudio descubrió que el 39% de toda la minería de Bitcoin usa energía ecológica, por lo que definitivamente queda espacio para mejorar. Dicho esto, datos más recientes del (obviamente interesado) Consejo de Minería de Bitcoin revelaron que esto ha subido a un 58,5% en el cuarto trimestre del 2021. Sin embargo, como la acogida de la prueba de participación pone más presión en Bitcoin, este porcentaje podría incrementar aún más en los próximos años, lo cual le sirve a la narrativa de que las criptomonedas están invirtiendo en fuentes renovables de energía.

La fusión podría cambiar el ambiente que rodea las criptomonedas

A fin de cuentas, la transición de Ethereum a PoS es una gran victoria para Ethereum y la amplia industria de las criptomonedas. El cambiar la percepción de las personas con respecto a las criptomonedas podría potencialmente alentar a más personas a interactuar con el espacio.

Esto se insinúa gracias a las percepciones de los NFT, Web3 y el metaverso. Cuando estos ganaron importancia por primera vez en el 2021, se encontraron con un tsunami de negatividad con respecto a su posible impacto ambiental, pues muchas de las plataformas de NFT y del Web3/metaverso funcionaban con Ethereum.

Solo bastaría con revisar los artículos publicados en el 2021, de publicaciones tan relevantes como WiredThe New York TimesThe VergeTimeCBSThe IndependentThe Guardian y CNN, los cuales todos criticaban los costes de los NFT en términos de consumo de energía y emisiones de carbono. Ahora que Ethereum y su solución de segunda capa — contabilizan aproximadamente el 63% de todo el ecosistema de criptomonedas en términos del valor total bloqueado, tales críticas dejarán de ser válidas. Menos cuando el 37% restante está en gran parte cubierto por plataformas rivales (por ejemplo, Avalanche, Tron y Solana), las cuales ya eran de prueba de participación.

Aunque el efecto no será inmediato, resulta aparente que ha comenzado un cambio en las actitudes y percepciones. Con el tiempo, los medios de comunicación tradicionales serán menos críticos y más favorables a las criptomonedas, y lo bueno de esto es que más individuos y negocios podrían sentirse inclinados a ingresar a las criptomonedas de una forma u otra.

Las preocupaciones climatológicas han desalentado la participación en las criptomonedas, como evidencian un pequeño número de encuestas llevadas a cabo a la fecha. Por ejemplo, una encuesta de octubre del 2021 llevada a cabo en Reino Unido por YouGov encontró que los británicos respaldaban la prohibición de las criptomonedas para combatir el cambio climático por una mayoría del 43% contra el 18%.

YouGov poll on crypto and climate change.

Fuente: YouGov

Esto demuestra que las preocupaciones climatológicas han tenido un impacto sobre las inversiones en criptomonedas del público en general, al mismo tiempo que, sin duda, han sido una preocupación para los inversores institucionales. Eso es porque las inversiones ESG (siglas en inglés para medio ambiente, social y gobernabilidad) se han convertido en años recientes en algo cada vez más popular, lo cual significa que muchos inversores corporativos e institucionales que siguen las normas ESG (los cuales son muchos) seguramente se han visto desalentados de invertir en Bitcoin (o Ethereum) por el impacto ambiental de la PoW. Según una encuesta de EY de noviembre del 2021, aproximadamente el 74% de los inversores institucionales reportaron que ellos no invertirán en compañías que no cumplan con las medidas ESG.

De igual forma, el Banco Central Europeo publicó un reporte en julio de este año en el cual advertía que «el funcionamiento de cierto tipo de criptoactivos (como bitcoin) usan una cantidad desproporcionada de energía, la cual choca con las políticas ambientales públicas y privadas y los objetivos ambientales, sociales y de gobernabilidad (ESG)».

En otras palabras, es probable que la PoW obstaculizara en el pasado más inversiones institucionales en Ethereum. Esto no es más el caso, pues los inversores institucionales ya habían incrementado su inversión en ethereum en las semanas antes de la fusión.

Según un reporte de agosto de parte de August CoinShares, las instituciones de amontonaron en ethereum al momento de abandonar bitcoin, mientras que las criptomonedas disfrutaron de siete semanas consecutivas de ingresos (para un total de $159 millones en ese momento). Claro que bitcoin sigue siendo la criptomoneda más grande en términos de activos asociados gestionados por las instituciones, pero esta reciente diferencia en las fortunas en los últimos meses apunta hacia un futuro diferente.

CoinShares chart on institutional investment.

La tabla muestra que ethereum evidenció ingresos netos mensuales en un momento que bitcoin tenía egresos netos. Fuente: CoinShares

Como algunos aficionados de Ethereum han sugerido por un tiempo, la fusión podría traer el tan esperado flippening, que sería cuando ethereum se convierta en una criptomoneda más grande que bitcoin en términos de capitalización de mercado y otras métricas. Si esto pasara, podría potencialmente mejorar aún más la imagen pública de las criptomonedas, puesto que la moneda más grande en el espacio sería mucho más ecológica que la anteriormente más grande.

Alex Svanevik hypothetical tweet.

Fuente: Twitter

El lugar histórico de Ethereum

Es importante mencionar que lo que Ethereum ha conseguido con la fusión casi que no tiene precedentes históricos. Esto puede sonar como una afirmación grandiosa, pero no es común que una gran plataforma, con un valor de $35,26 miles de millones en valor total (con un récord de más de $110 miles de millones), se transforme a sí misma al punto de conseguir que su consumo energético se reduzca un asombroso 99%.

Obviamente, la naturaleza específica de la tecnología de la cadena de bloques, y el enfoque alterno brindado por el consenso de prueba de participación, consigue que tal reducción sea más manejable, pero aún así es impresionante si se compara con otros intentos ecológicos alrededor del mundo. Un ejemplo más crudo sería que las emisiones globales de carbono siguen rompiendo récords todos los años (con la obvia excepción del 2020), a pesar del consenso científico sobre el calentamiento global y la oleada pública de respaldo para tomar alguna acción significativa.

Si miramos algunos países en específico, muchas economías desarrolladas se han puesto la meta de ser carbono neutrales para el 2050, sin embargo aún están lejos de esta meta. Reino Unido se quedará corto de conseguir la meta de reducir sus emisiones de CO2 en un 57% (comparado con los niveles de 1990) para el 2030. El país necesita reducir 32% más antes de que esta década acabe, aunque el gobierno solo predice una reducción del 10%.

Global carbon emissions chart.

Fuente: CAIT/Parlamento británico

Muchas corporaciones grandes también se han puesto metas de cero para el final de la década (p.ej. AppleMicrosoft), mientras que otras ya han conseguido el objetivo (p.ej. Facebook y Salesforce). No obstante, no reducirán en un 99% su consumo energético, lo cual hace que lo que Ethereum ha conseguido sea aún más único y sorprendente (aunque otras monedas ya son PoS).

La fusión de Ethereum es un evento importante en términos ambientales, el cual no solo presionará más a Bitcoin para usar energía renovable (y probablemente contemplar su propio cambio de mecanismo de consenso), sino que también podría poner presión en otras áreas económicas en los años venideros. Esto incluye al sistema bancario global, el cual según un reporte del 2021 de parte de Galaxy Digital, consume alrededor de 263,72 TWh de electricidad por año. Esto es más que el doble del consumo de Bitcoin, y más que el triple del consumo de Ethereum antes de la fusión.

Banking system energy consumption chart.

Fuente: Galaxy Digital

Lo interesante es que, al usar la prueba de participación, Ethereum podría presionar al sector financiero (así como a otros sectores) para adoptar tecnologías más eficientes.

Esto incluye a cadenas de bloques como Ethereum. En este aspecto, es importante notar que un reporte del FMI publicado en abril concluyó que «DeFi tiene el potencial de ofrecer servicios financieros con más eficacia[…] DeFi tiene el coste marginal más bajo en comparación con titulares tanto en economías emergentes como avanzadas, indicando una mayor rentabilidad».

Si consideramos que Ethereum es la plataforma más grande para apps DeFi, parece que su cambio histórico a la prueba de participación establece un pilar importante para que las criptomonedas se apropien más de los medios tradicionales. Sí, la fusión es solo el comienzo de un largo proceso de hacer de Ethereum más escalable y eficiente. Sin embargo, es probablemente el paso más importante de todos, pues demuestra que se deben y se pueden hacer grandes cambios a las grandes plataformas de cadenas de bloques.

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CryptoVantage Author Simon Chandler

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Simon Chandler

Simon Chandler is a journalist based in London. He writes about technology, markets and politics, and has bylines for Forbes, Digital Trends, CCN, Wired, TechCrunch, the Verge, the Sun, the New Internationalist, and TruthOut, among many others. His Twitter handle is @_simonchandler_

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